Existen canciones que logran, a su manera, sintetica y simple, darle sentido a preguntas que parecen no tener respuesta. Tambien hay canciones que, mas que dar una respuesta lo que hacen es lograr concentrar en su letra la sensacion de millones de personas en un momento determinado de su vida.
En Argentina, como todo el mundo sabe, la musica mas popular es el tango y, entre los tangos de la decada del treinta existe uno que destaca, precisamente, por haber logrado, de manera definitiva, sintetizar un momento de crisis post-caida de la bolsa de Nueva York en 1929, momento en el cual se produjo lo que se conoce como "la gran depresion".
La gran habilidad del letrista, el argentino Enrique Santos Discepolo, fue poner en primer lugar, para que el oyente no se olvidara de él, como protagonista, a una persona que, sin trabajo ni dinero, debe girar -el famoso yira, yira- por casas de amigos, parientes y desconocidos "buscando ese mango que te haga morfar" (traducido seria: "buscando el dinero que te permita comer".
Como todo es ciclico, hoy, que una nueva crisis parece sacudir, nuevamente, todo el mundo, las preguntas basicas de "Yira, Yira" se repiten: ¿quien cuenta, en medio de las crisis, con los fondos necesarios para dar una mano? ¿Que empresa o empresario puede ayudar realmente a una persona cuyo sueldo apenas le alcanza para vivir? ¿Hay ayuda en alguna parte de este cada vez mas inhospito planeta?
La respuesta es si: existe una empresa que puede darle ayuda a todo aquel que lo necesita y esa empresa se dedica a dar las mejores refinanciaciones de hipotecas del mercado, con cuotas que se mantienen iguales durante cinco años.
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